Personalmente creo que es necesario ser un
poco aventureros a la hora de comer, pues considero que cada vez que nos salimos de nuestra dieta cotidiana es
como atrevernos a viajar a paises y culturas completamente distintas a la
nuestras. A mi manera de ver las cosas, seria como viajar en un plato, algo así como un suculento platillo volador.
Un país gastronomicamente rico como el nuestro, tiene en su haber una variedad de cocinas regionales dispuestas a transportarnos a otro tiempo y a
un paisaje distinto al cual crecimos, lo único que tenemos que hacer es atrevemos a probarlas.
Por ejemplo, para un caraqueño es muy difícil
probar animales salvajes que forman parte de la dieta de otras regiones.
Servirle un plato de iguana asada, de morrocoy guisado en su carapacho, de
culebra o de araña mona a una persona que jamás en su vida ha salido de la
ciudad y que lo mas exótico que ha probado es sushi, puede resultar una
experiencia muy divertida.
Algunos citadinos pudieran considerar que probar
este tipo de platos es como cambiar de estatus social, seria por ejemplo, como
cambiar el Toyota 2014 por un modelo del 80. Hace falta salir de los prejuicios
sociales de la comida, pero bueno, eso es un requisito indispensable para
iniciar cualquier aventura.
Estos prejuicios han sido inculcados en nosotros
desde nuestra tierna infancia, pues es la manera en que nuestros padres nos han
enseñado a degustar la vida, lo que a su vez ha dependido de sus experiencias y si
a ellos a nadie los llevo a comer lapa, por ejemplo, como esperamos que nos hallan dado a probar este plato, tampoco hay que ser tan injustos.
Debemos hacer el esfuerzo por romper con estos paradigmas inculcados, pues en la comida, así como en la vida hay que ser
aventureros. Atrevámonos a degustar un plato nuevo cada cierto tiempo, bien sea
de otra región, otro país o de otro tiempo. Tomemos el riesgo de conocer otros países sin cadivi y sin maletas, hagamos el esfuerzo por viajar por nuestro país conociendo sus cocinas regionales, atrevámonos pues viajar con cubiertos.
Maria Mercedes Boada
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