martes, 30 de septiembre de 2014

Comer en París



Se dice que hay una ciudad que toda chica debe visitar, ésta es París

Tal vez sea porque París es como una mujer de alta sociedad, refinada y altiva, llena de cultura y exquisiteces gastronómicas, que le da a toda persona una perspectiva distinta de la vida.

Lo cierto es que para una gastronomochica al llegar a París, es tan emocionante subir la torre Eiffel como probar la mayor cantidad de platos que, gracias a las lecturas y las películas, conocemos de su gastronomía, . Es algo así como caminar dentro de una canción de Edith Piaf

Debo confesar que desde que vi cómo se le quemaba el Boeuf Borguinon a Julie, en la película “Julie and Julia”, había querido probar este plato.


 Servido en su misma cacerola, con papas y zanahoria guisadas. Acompañado de ensalada y un jugo de frutos rojos, era tal cual lo imaginaba. ¡Divino! 






La omelette era un plato que tampoco podía dejar de probar. Sencilla y divina. Tan esponjosa, jugosa y rica, que de sólo recordarla se me hace agua la boca.




Al escoger el menú de la carta, me dejaba guiar por aquellas combinaciones que jamás había comido y que sabía que no volvería a probar igual una vez regresado a casa.

Caminando  frente al Moulin Rouge  tuve la oportunidad de comer en un restaurante llamado Le Chat Noir, el cual recuerda el estilo del antiguo cabaret francés del mismo nombre, en donde degusté el magré de pato con papas y ensalada de la foto.

 Debo decir que jamás había probado pato y hacerlo por primera vez acompañado de música jazz en vivo, con vista al legendario Moulin Rouge, fue toda una  grata experiencia.





Uno de los desayunos más populares en Francia, por el bajo costo de sus ingredientes, son las llamadas Croque Monseur. Pan con jamón y queso al gratén. 

Sencillo y divino, son las dos palabras para describir este plato. Perfecto para un desayuno o una merienda para compartir, y hasta comenzar un romance, así como lo vemos en la película "Enamorándome de mi ex", cuando Meryl Streep se lo sirve a Steve Martin y desata los celos de su ex Alec Baldwing








Debo confesar que lo primero que pensé fue: ¿si este plato es tan exquisito con el queso roquefort derretido, ¿como será con queso guayanés?. Pues aunque una gastronomochica  está siempre a la búsqueda de nuevos sabores, no olvida el sabor de casa. Y al hacer el experimento una vez al volver a casa, puedo decir que me encantó.


Si al finalizar este post se te hizo agua la boca, pues al igual que yo habrás degustado París.



Gracias por viajar conmigo a través de estas palabras y degustar el mundo sin pasaje y sin carpetas cadivi.

Maria Mercedes Boada

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Frutas de aquí

Todos tenemos un momento del día en el que algo dulcito nos provoca. Estamos acostumbrados a ir hasta el kiosko o a la panadería para comprarnos algo que satisfaga ese gusto.

A principios del siglo XX, los venezolanos matábamos ese antojo con una fruta de nuestra tierra. Era sencillo ir hasta el árbol de la plaza o el jardín del vecino para encontrar una fruta dulce y madura.

Si eres menor de 30 años, cuántas de estas frutas venezolanas conoces:

Semeruco: es nuestra propia cerecita... esa a la que le canta Gualberto (Escúchala aquí --> https://www.youtube.com/watch?v=K8WLZFFmzO8)



Ciruela de huesito: los que vivimos en Caracas, sabemos que en vacaciones de clases, siempre hay personas vendiendo estas divinas ciruelas y que encontramos por doquier las semillas amarillo semáforo.



Ponsigué: los más tremendos siempre rompían las botellas de licor de ponsigué que las abuelas guardaban en lugares oscuros y escondidos para disfrutar "un diciembre de estos".



Granada: los abuelos cuentan que en las tardes de septiembre, sentarse con los amigos o la enamorada a comer granada era pura diversión.



Guama: quién no ha escuchado "Qué guama!" para referirse a algo repetido. O a un sombrero "pelo e' guama" que es parte del atuendo para celebraciones del llanero venezolano. Ahí lo tienes!



Tuna: dicen que proviene de México. Lo que si sabemos es que en tierras áridas venezolanas, tuna es parte del repertorio dulce venezolano.



Jobo: Si van a Margarita en el mes de agosto y pasan por el Mercado de Conejeros, asegúrense de pedir un jugo de jobo. Es ácido y astringente: ¡perfecto!



Merey: nos han contado que las carreteras camino al edo. Bolívar, están llenitas de frutos de merey. Ni pensar en que la tierra nos lo regala y nosotros, importamos el fruto procesado.



Pomarrosa: una de nuestras gastronomochicas, vivió frente a un árbol que daba unas flores supremamente rosadas, pero no imaginaba que se trataba de esta exquisita fruta que hasta tiene nombre en francés "pomme rosa o pommier".




Icaco: muy pronto, iremos al estado Zulia y probaremos dulce de icaco.



No te preocupes, las Gastronomochicas no conocíamos de ellas hasta que llegamos a las clases con la profesora Ocarina Castillo en la Universidad Central de Venezuela.

Aprovecha que ahora las conoces y cada vez que viajes por nuestro país o visites un familiar en alguna ciudad, arriésgate a probar un dulce sabor venezolano.

Si conoces alguna otra, déjanos tu comentario o escríbenos a través de nuestra cuenta en Twitter @Gastronomochica

Luany Rodriguez.



Imágenes extraídas de:
Semeruco: http://nutricionfundamental.wordpress.com/2012/07/12/beneficios-baya-acerola/
Ciruela: https://www.flickr.com/photos/40537932@N04/3854634294/?rb=1
Ponsigue: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ponsigue_(Ziziphus_mauritiana)_in_Margarita_island.jpg
Granada: http://www.innatia.com/s/c-frutas-propiedades-frutos/a-que-fruta-elegir-durante-otono-5477.html
Guama: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=837690&page=2
Tuna: http://plantas-especies.com/2012/12/fruta-la-tuna.html
Jobo: http://www.cedaf.org.do/arboles_dominicanos/index_ncomun.php?comun=Jobo+de+puerco
Merey: https://feralasopa.wordpress.com/tag/merey/
Pomarrosa: http://www.5septiembre.cu/economia/cultura-verde/item/34078-la-pomarrosa-m%C3%A1s-que-una-planta-ornamental
Flor de pomarrosa: http://pixabay.com/p-84746/?no_redirect
Cotoperiz: http://tropicalfruitforum.com/index.php?topic=2972.0
Icaco: http://rtrias-vida-historia.blogspot.com/2010/11/trapichitola-plantacion-el-rio.html

jueves, 18 de septiembre de 2014

Comida en 35mm




“Un cocinero se convierte en artista cuando
tiene cosas que decir a través de sus platos,
como un pintor en un cuadro”
Joan Miró

A quien no le gusta el cine, la verdad es que el séptimo arte tiene muestras para todos los gustos y sabores, y no hay tema en el mundo que los cineastas no hayan llevado a la gran pantalla, hablemos entonces de la comida en el cine, al principio la cocina ocupaba un lugar modesto, a veces  ignorado, sin embargo, hay escenas que nos marcaron y a continuación hablaremos de ellas:

Si partimos de la definición de gastronomía como la afición a comer bien, apreciando y disfrutando la buena comida “La Gran Comilona” es la antítesis de eso, una película en donde cuatro amigos  se reúnen un fin de semana en el caserón de uno de ellos para realizar un suicidio gastronómico colectivo, engullendo sin parar hasta reventar y pecando de lo lindo con algunas prostitutas algo aturdidas por la situación, el asunto de la gula extrema llega a puntos de verdadera angustia hacia el espectador, que ve como no paran de comer y comer sin ápice de hambre ya, lo que se acaba convirtiendo en una tortura para el que lo presencia.

Pero el cine ha dispuesto a mostrarnos a partir de la comida (o la ausencia de ella) un cúmulo de sensaciones, estímulos y situaciones políticas complejas, en “La Quimera de Oro” de Charles Chaplin vemos como nos muestra  el hambre,  de hecho, su personaje vagabundo se ve hambriento un Día de Acción de Gracias y prepara una cena con lo que tiene a la mano: un zapato de cuero

O quizás la escena de Vivien Leigh en “Lo que el viento se llevó” en donde agarra un poco de tierra y dice: “A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré y cuando todo haya pasado, nunca más volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos”

Pasemos ahora a películas más felices, hablamos de “Frankie and Jhonny” en donde su historia de amor comienza en una cafetería

O de “No Reservation” que Aaron Eckhart conquista el traumado corazón de Catherine Zeta Jones con unos deliciosos espaguetis, y otras exquisiteces más, bien dice mi abuela “barriguita llena corazón contento”


En el cine, aprendemos que la comida de otros lugares nos puede parecer muy rara y al principio nos da miedo de probarla, como en el “Festín de Babette” y su suculenta cena francesa servida en una mesa de Dinamarca.


¿Han visto alguna vez El sabor de la vida? Esta maravillosa película  también conocida como "Un toque de canela" es una historia sobre un joven griego criado en Estambul, cuyo abuelo, un filósofo culinario y su mentor, le enseña que tanto la comida como la vida necesitan una pizca de sal para darles el toque de sabor que ambas requieren. Enseñanzas maravillosas, aquellos que la vieron seguro se recuerdan de la famosa frase: “gastronomía es la única palabra que contiene astronomía, y así mis clases de astronomía incluían el uso de especias”.

Nos ha mostrado lo bonito de compartir mientras comemos o lo que comemos, así pues, nos deleitamos con la complicidad, la felicidad y el compañerismo que se ve en Harry Potter y la piedra Filosofal cuando el trío de amigos está en el gran comedor junto al resto del colegio y las mesas se sirven con suculentos platos por arte de magia, o la romántica escena de la Dama y el Vagabundo en la que comparten su pasta y que al final del largo fideo consiguen su beso.

Cerremos esta primera entrega con Ratatouile, este pequeño ratoncito nos enseñó que “un gran artista puede venir de cualquier parte” refiriéndonos al arte de cocinar, que la comida que te recuerda a los sabores de la casa materna siempre es la más sabrosa y que puedes llegarle al corazón de la persona más fría y arrogante si le sirves un plato de comida que lo transporte al pasado y haga experimentar como dice Ego: “una extraordinaria cena de una fuente singular e inesperada, decir sólo que la comida y su creador han desafiado mis prejuicios ante la buena cocina que subestimaría la realidad. Me han tocado en lo más profundo.”


Otro día seguiremos hablando de la manera en que el séptimo arte, nos hace saborear, degustar y entender la transversalidad de la gastronomía.



Nashla Baez. 

martes, 16 de septiembre de 2014

De la belleza del Botero al escultural cuerpo fitness


¿A quién no le ha pasado?... encontrarse con una persona que no vemos hace mucho y que el saludo de reencuentro incluya un “¿y a ti qué te pasó que estás tan gorda?” o un ¡ay chica estás gordísima!
En estos tiempos en que lo fitness es lo bueno, cualquiera que insinúe lo contrario sin consideración, no puede ser tu mejor amig@. Parece increíble pensar en que no hace tanto tiempo, esta idea de lo bueno en cuanto al cuerpo era tan distinta.
Ciertamente, es sorprendente la manera en la que pueden cambiar los significados según el lugar o el tiempo en el que se vive.  En el siglo XVI por ejemplo, y hasta finales del siglo XIX, tener “gordura” era signo de salud, prosperidad y respetabilidad, debido a que eran tiempos de escasez de alimentos, de pobreza y de hambre; por ende, los que no estaban flacos habían logrado tener la prosperidad que les permitía comer, carnes sobre todo (con alto contenido graso, que era muy valorada en esos tiempos). Es “(…)A partir del siglo XX, donde las grasas comienzan a ser consideradas cada vez más como tejidos inútiles, sin función biológica particular (…) y esta concepción se difundirá cada vez más en los años treinta y sobre todo después de la Segunda Guerra mundial” (Fischler: 1995, 305).
Hoy tenemos un significado del cuerpo muy distinto, donde estar delgado es más saludable y a la vez más estético que estar en sobrepeso, este cambio en las normas sociales y dietéticas ha sido avalado y promovido tanto por el discurso médico como por el discurso mediático. El primero tiene que ver con el aumento en la mortalidad por enfermedades que están directamente relacionadas al sobrepeso: como las enfermedades coronarias, la diabetes, y los accidentes cerebro vasculares.  Y el discurso mediático por su parte, tiene que ver (según mi opinión muy personal, que deviene de impresiones alienantes y represoras en la concepción de los medios de comunicación) con la proliferación por medio de una "moda de la salud" que se vende como un estilo de vida de las capas superiores de la sociedad, aceptando la afirmación de Fischler al decir que  “la técnica revoluciona la vida cotidiana de las capas dominantes (…) favorece los cuidados corporales (…) y  el movimiento y la velocidad se valorizan cada vez más” (Fischler: 1995, 306).

En este sentido, la delgadez se toma como una condición de la clase más pudiente (cuestión totalmente opuesta a lo que se pensaba en el siglo XVI, como vimos). Y es asi porque se supone que las personas que se encuentran en una posición socio económica privilegiada, tienen más tiempo libre para desarrollar su cuerpo, en el gimnasio o con aparatos de ejercicio en la casa o simplemente con el consumo de alimentos light, que cabe destacar tienen un precio más elevado que los alimentos “no light”. Partiendo de la concepción simmeliana de la sociedad con respecto a las modas, apoyo la idea de que las masas menos pudientes desean imitar a las de mayores recursos, en tanto la televisión, las revistas, las vallas publicitarias, las propagandas y todos los medios de comunicación masiva, incitan a las personas, a sociedades enteras, a ser más delgadas, apoyándose en el discurso médico como herramienta de venta.
Un ejemplo muy claro de lo anterior lo podemos encontrar en Instagram, donde hay cuentas de profesionales de la salud (y también empíricos) que tienen mucho éxito, medido en la cantidad de seguidores y de interacción que tienen en sus cuentas, ya sea porque ofrecen consejos nutricionales o de actividades físicas, todo con la visión de “ayudar” a las personas habidas de alcanzar el ideal de feminidad o masculinidad de la época… y así, obtener la libertad de andar por el mundo huyéndole a los reencuentros y con ellos, a los comentarios desconsiderados de nuestros "distantes amig@s".


Fischler, Claude. (1995). El (H) Omnivoro. El gusto, la cocina y el cuerpo. Barcelona. Edit. Anagrama.


Shahrazad Canquiz.

jueves, 11 de septiembre de 2014

No Es Normal

Las cadenas del hábito son generalmente
demasiado débiles para que las sintamos,
 hasta que son demasiado fuertes para
 que podamos romperlas.
Samuel Johnson

Una de las ventajas que tiene el estudio de la comida, la cocina y la gastronomía es que es el tema transversal por excelencia, es decir, todos los aspectos de la vida y la investigación del Homo sapiens en algún momento tienden a converger en la comida, los antropólogos, los químicos, los biólogos, economistas, etc. Es como si se tratase de unos palitos chinos que no importa como los lances siempre quedarán tocándose entre sí, desde la comida se puede exponer los grandes avances de una sociedad o los egregios fracasos de un sistema político.
Si algo bueno tiene el ser humano es su maravillosa capacidad de adaptación, mecanismo que nos enseña la biología que es de suma importancia para la supervivencia de la especie, sin embargo, este aptitud pareciera perjudicarnos sin darnos cuenta cuando paulatinamente nos acostumbramos a lo malo, en Venezuela sufrimos sin duda de este síndrome de acostumbrarnos a lo malo. Nos acostumbramos a la anarquía de los motorizados, a las calles rotas,  al abuso de poder, la corrupción,  al mal trato en todos lados, a los cortes de luz, a las colas infernales,  a la violencia, a la intolerancia,  a la falta de educación, a ladrón, al asesino, al secuestrador,  a la inflación, a la especulación, a la escasez, entre otras.
En este país se necesita 5.1 salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica, tenemos el cartón de huevos muy por encima de 100 Bs, el kilo de tomates aumentó en un 50%, es toda una proeza conseguir harina de maíz precocida (si, esa con la que los venezolanos hacemos nuestras arepas y empanadas), importamos más del 80% de la comida que consumimos, hay un gran número de niños malnutridos por falta de proteínas en su alimentación que no se consiguen con regularidad y cuando aparecen suelen ser muy costosas.
A todas estas, el gobierno intenta implementar mecanismos de control como el captahuellas para regular la compra de alimentos por individuo, crea una “Mega Corporación” de alimentos, y nombran a un coronel al frente, para dar el dominio de los militares de las redes alimentarias estadales.
Es importante recordarnos y explicarle a los pequeños de la casa, que esta situación NO es normal, no es normal que para conseguir dos kilogramos de harina se hagan colas interminables con la esperanza de que no se acaben luego de 5 horas en la fila, o que se arme toda una sampablera porque llegó la leche en el automercado y la gente sale herida.
NO es normal, que las personas que vienen del interior a Caracas se conviertan en unos “bachaqueros” llevando mantequilla, harina, aceite, leche y cualquier otro alimento que brilla por su ausencia en los anaqueles del resto del país.
NO es normal, que hablemos de soberanía alimentaria y lo único que produzcamos del pabellón criollo es el plátano, estamos comiendo un pabellón importado.
NO es normal, que tengamos regulaciones en los supermercados sobre la cantidad de alimentos a comprar, ignorando la realidad familiar de cada comprador.
NO es normal, que aún teniendo el dinero para comprar lo que queramos nos tengamos que conformar con lo que haya, porque así nos ha devenido la patria y pareciera que no estamos acostumbrando.

By @RaymaCaricatura

Nashla Baez.

martes, 9 de septiembre de 2014

Un paseo gastronómico por Barcelona

Para una chica el ir de compras es una actividad agradable, pero para una gastronomochica esta experiencia se extiende más allá, de los centros comerciales hacia los mercados.
En Barcelona - España tuve la oportunidad de conocer el Mercado La Boquería y una de las cosas que me encantó  fue la gran selección de frutas frescas que allí se consiguen.


  

Si quieres refrescarte o merendar, estos vasos de frutas son ideales. Una divina y sana manera de refrescar el día.





Para los amantes de las frutas, en el Mercado de La Boquería de Barcelona, hay una gran variedad entre distintos tipos de frutas picadas para escoger. 





¡Qué rico es caminar por las calles de Barcelona y toparse con el Mercado de Santa María! Su estructura tan fresca y moderna y su feria vinícola.
  
 




 Parada obligada es probar los vinos catalanes. Dulces y fuertes, amargos y dulces de todos los gustos. Para los amantes de los vinos es una parada obligatoria.
   




 Entre vino y vino, se ofrecen frutas para limpiar el paladar y refrescar el gusto.
  




O también unos divinos bocadillos de jamón serrano,  sardinas  y/o aceitunas. Exquisitos, provoca probarlos todos.




Pero creo que no hay mejor manera de probar los vinos  catalanes en Barcelona que con un plato de queso manchego. La mezcla con este vino tinto fue simplemente explosiva.




Viajar por Barcelona fue una experiencia maravillosa. ¡Gracias por acompañarme!

Maria Mercedes Boada.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Historia de los Restaurantes en Caracas, hasta 1950

Lovera (1998) es quien proporciona una compilación de los primeros datos sobre los restaurantes en Caracas, los cuales están centrados en sus fechas de aparición dentro de los primeros periódicos venezolanos. Allí, se encuentra información acerca de la existencia de hoteles y posadas desde 1800, ya sean en el interior como dentro de la capital venezolana.
En el siglo XIX, el “Café del Ángel” fue el primero de su tipo en la ciudad de Caracas, al que le siguieron el “Café Mercantil” y el “Café del Ávila”. En ese mismo siglo, específicamente durante el año 1847, aparece el primer restaurante del que se tiene referencia en esta ciudad, que se encontraba en la Calle del Comercio y pertenecía a Pedro Nelson. Una década más tarde, ya funcionaba el “Restaurán del Teatro”, que a través de la publicidad se dio a conocer como símbolo de adelanto y civilización (p. 147). Con estos restaurantes, los caraqueños comienzan a hacer tertulias en sitios públicos.
Más adelante, en 1869, el “Restaurante Hanus” ofrecía Hallacas Trufadas a su distinguida clientela, que poseían la introducción de trufas en la típica hallaca venezolana; esta es la primera muestra histórica de la adaptación de lo típico venezolano a las tendencias gastronómicas mundiales influenciadas por el desarrollo culinario francés.
A partir de 1850, ya los restaurantes comenzaron a aumentar en cantidad, y en 1880, dos importantes chef franceses se habían trasladado para trabajar en restaurantes de Caracas, consumando su introducción a la movida gastronómica internacional que se mantiene hasta hoy.
Al intentar detallar sobre la ubicación de los restaurantes, en 1884 Guillermito hacía publicidad sobre su restaurante “Cosmopolitano” ubicado entre las esquinas Tracabordo y Miguelacho, en lo que hoy se llama Urbanización Candelaria.

Otro autor, Cartay (1995) habla de tres etapas de influencia francesa en los restaurantes de la Venezuela de finales del siglo XIX. Las causas iniciales de esto, posiblemente sean tanto la mencionada tendencia gastronómica mundial como la referencia de civilización, desarrollo y disfrute que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco elaboró alrededor de Francia. En palabras de Dagnino (2005) “No podía ser de otra manera en un país donde París había sido, desde la Independencia, la Meca de la Cultura” (p. 57)
Siguiendo la línea histórica propuesta por Cartay (1995), en la primera etapa (1870 – 1899) de ese afrancesamiento de Caracas “…había mucha adulteración en los alimentos y en las bebidas y mucho fraude en las denominaciones” (p. 262), sólo “El Louvre” era la excepción.

        En la segunda etapa (1910 – 1935), aparecen cocineros como Labeille, Becker y Deloffre que muestran una cara más sincera y, quizá hasta más exótica, de la cocina francesa. Laibelle formó su restaurante cerca de la esquina Carmelitas y fue uno de los más caros de la época (Cartay, 1995). Becker creó “La Suisse” y el “Chez Becker”, de los cuales, el primero lo vendió a Deloffre y el segundo progresó gracias a una importante reputación debido a su exquisitez y a los salones amoblados que ofrecía para las fiestas matrimoniales.
Deloffre levantó varios restaurantes, que además tenían un dancing como sala adjunta, como “La Suisse”, “Longchamps” y “Trocadero”. La particularidad de estos restaurantes forma el escenario en el que Oscar Yánes (1993) desarrolla el libro “Del Trocadero al Pasapoga”. También, Cartay (1995) dice que Deloffre había comentado que “cuando él comenzó, la cocina francesa era desconocida para los caraqueños, asegurando, con jactancia, en noviembre de 1955, que había enseñado a comer a los venezolanos” (p. 263)

La tercera etapa del apogeo francés en la restauración caraqueña, es el período que comprende el boom petrolero venezolano y que se encuentra dentro del “cosmopolitanismo culinario que sobrevendrá” (p. 262). En esta etapa, Cartay (1995) solo menciona al “Héctor’s” y al “Le Coq d’Or”, el cual se ha convertido en una cadena de restaurantes.

Bibliografía:
Cartay, R. (1995) El Pan Nuestro de Cada Día. Venezuela: Fundación Bigott.
Dagnino, M. (2005). Despertar con la lengua ahí. Veintiuno, 04. (2). 56-59.
Lovera, R. (1998). Historia de la alimentación en Venezuela. 2° edición. Venezuela: Monte Ávila.
Yánes, O. (1993). De Trocadero a Pasapoga. Venezuela: Planeta.


Luany Rodriguez.




Imagen cortesía de @arquitecturavzl