Las cadenas del hábito
son generalmente
demasiado débiles para
que las sintamos,
hasta que son demasiado fuertes para
que podamos romperlas.
Samuel Johnson
Una de las ventajas que tiene el
estudio de la comida, la cocina y la gastronomía es que es el tema transversal
por excelencia, es decir, todos los aspectos de la vida y la investigación del
Homo sapiens en algún momento tienden a converger en la comida, los
antropólogos, los químicos, los biólogos, economistas, etc. Es como si se tratase
de unos palitos chinos que no importa como los lances siempre quedarán
tocándose entre sí, desde la comida se puede exponer los grandes avances de una
sociedad o los egregios fracasos de un sistema político.
Si algo bueno tiene el ser humano
es su maravillosa capacidad de adaptación, mecanismo que nos enseña la biología
que es de suma importancia para la supervivencia de la especie, sin embargo,
este aptitud pareciera perjudicarnos sin darnos cuenta cuando paulatinamente
nos acostumbramos a lo malo, en Venezuela sufrimos sin duda de este síndrome de
acostumbrarnos a lo malo. Nos acostumbramos a la anarquía de los motorizados, a
las calles rotas, al abuso de poder, la
corrupción, al mal trato en todos lados,
a los cortes de luz, a las colas infernales, a la violencia, a la intolerancia, a la falta de educación, a ladrón, al
asesino, al secuestrador, a la
inflación, a la especulación, a la escasez, entre otras.
En este país se necesita 5.1
salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica, tenemos el cartón de
huevos muy por encima de 100 Bs, el kilo de tomates aumentó en un 50%, es toda
una proeza conseguir harina de maíz precocida (si, esa con la que los
venezolanos hacemos nuestras arepas y empanadas), importamos más del 80% de la
comida que consumimos, hay un gran número de niños malnutridos por falta de
proteínas en su alimentación que no se consiguen con regularidad y cuando
aparecen suelen ser muy costosas.
A todas estas, el gobierno
intenta implementar mecanismos de control como el captahuellas para regular la
compra de alimentos por individuo, crea una “Mega Corporación” de alimentos, y
nombran a un coronel al frente, para dar el dominio de los militares de las
redes alimentarias estadales.
Es importante recordarnos y
explicarle a los pequeños de la casa, que esta situación NO es normal, no es
normal que para conseguir dos kilogramos de harina se hagan colas interminables
con la esperanza de que no se acaben luego de 5 horas en la fila, o que se arme
toda una sampablera porque llegó la leche en el automercado y la gente sale
herida.
NO es normal, que las personas
que vienen del interior a Caracas se conviertan en unos “bachaqueros” llevando mantequilla, harina, aceite, leche y cualquier otro alimento que brilla por su
ausencia en los anaqueles del resto del país.
NO es normal, que hablemos de
soberanía alimentaria y lo único que produzcamos del pabellón criollo es el
plátano, estamos comiendo un pabellón importado.
NO es normal, que tengamos
regulaciones en los supermercados sobre la cantidad de alimentos a comprar,
ignorando la realidad familiar de cada comprador.
NO es normal, que aún teniendo el
dinero para comprar lo que queramos nos tengamos que conformar con lo que haya,
porque así nos ha devenido la patria y pareciera que no estamos acostumbrando.By @RaymaCaricatura |
Nashla Baez.
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