jueves, 18 de septiembre de 2014

Comida en 35mm




“Un cocinero se convierte en artista cuando
tiene cosas que decir a través de sus platos,
como un pintor en un cuadro”
Joan Miró

A quien no le gusta el cine, la verdad es que el séptimo arte tiene muestras para todos los gustos y sabores, y no hay tema en el mundo que los cineastas no hayan llevado a la gran pantalla, hablemos entonces de la comida en el cine, al principio la cocina ocupaba un lugar modesto, a veces  ignorado, sin embargo, hay escenas que nos marcaron y a continuación hablaremos de ellas:

Si partimos de la definición de gastronomía como la afición a comer bien, apreciando y disfrutando la buena comida “La Gran Comilona” es la antítesis de eso, una película en donde cuatro amigos  se reúnen un fin de semana en el caserón de uno de ellos para realizar un suicidio gastronómico colectivo, engullendo sin parar hasta reventar y pecando de lo lindo con algunas prostitutas algo aturdidas por la situación, el asunto de la gula extrema llega a puntos de verdadera angustia hacia el espectador, que ve como no paran de comer y comer sin ápice de hambre ya, lo que se acaba convirtiendo en una tortura para el que lo presencia.

Pero el cine ha dispuesto a mostrarnos a partir de la comida (o la ausencia de ella) un cúmulo de sensaciones, estímulos y situaciones políticas complejas, en “La Quimera de Oro” de Charles Chaplin vemos como nos muestra  el hambre,  de hecho, su personaje vagabundo se ve hambriento un Día de Acción de Gracias y prepara una cena con lo que tiene a la mano: un zapato de cuero

O quizás la escena de Vivien Leigh en “Lo que el viento se llevó” en donde agarra un poco de tierra y dice: “A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré y cuando todo haya pasado, nunca más volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos”

Pasemos ahora a películas más felices, hablamos de “Frankie and Jhonny” en donde su historia de amor comienza en una cafetería

O de “No Reservation” que Aaron Eckhart conquista el traumado corazón de Catherine Zeta Jones con unos deliciosos espaguetis, y otras exquisiteces más, bien dice mi abuela “barriguita llena corazón contento”


En el cine, aprendemos que la comida de otros lugares nos puede parecer muy rara y al principio nos da miedo de probarla, como en el “Festín de Babette” y su suculenta cena francesa servida en una mesa de Dinamarca.


¿Han visto alguna vez El sabor de la vida? Esta maravillosa película  también conocida como "Un toque de canela" es una historia sobre un joven griego criado en Estambul, cuyo abuelo, un filósofo culinario y su mentor, le enseña que tanto la comida como la vida necesitan una pizca de sal para darles el toque de sabor que ambas requieren. Enseñanzas maravillosas, aquellos que la vieron seguro se recuerdan de la famosa frase: “gastronomía es la única palabra que contiene astronomía, y así mis clases de astronomía incluían el uso de especias”.

Nos ha mostrado lo bonito de compartir mientras comemos o lo que comemos, así pues, nos deleitamos con la complicidad, la felicidad y el compañerismo que se ve en Harry Potter y la piedra Filosofal cuando el trío de amigos está en el gran comedor junto al resto del colegio y las mesas se sirven con suculentos platos por arte de magia, o la romántica escena de la Dama y el Vagabundo en la que comparten su pasta y que al final del largo fideo consiguen su beso.

Cerremos esta primera entrega con Ratatouile, este pequeño ratoncito nos enseñó que “un gran artista puede venir de cualquier parte” refiriéndonos al arte de cocinar, que la comida que te recuerda a los sabores de la casa materna siempre es la más sabrosa y que puedes llegarle al corazón de la persona más fría y arrogante si le sirves un plato de comida que lo transporte al pasado y haga experimentar como dice Ego: “una extraordinaria cena de una fuente singular e inesperada, decir sólo que la comida y su creador han desafiado mis prejuicios ante la buena cocina que subestimaría la realidad. Me han tocado en lo más profundo.”


Otro día seguiremos hablando de la manera en que el séptimo arte, nos hace saborear, degustar y entender la transversalidad de la gastronomía.



Nashla Baez. 

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