Caracas
es muestra de nuestra gran Venezuela, multicultural y multisápida, aquí nos
encontramos desde hace tanto con la confluencia en el uso de la yuca, el maíz,
el plátano y el trigo en la construcción de nuestros desayunos.
Ahora
bien, el desayuno es de gran importancia puesto que nos hace estar más alerta, nos
mantiene esbeltos y mejora el trabajo y comportamiento de los niños en la
escuela y cómo valor nutricional debe
representar entre el 20% y el 25% de las calorías que ingieres durante el día,
y es importante que esté bien balanceado para que recibas los nutrientes
esenciales.
Empecemos
con un recorrido de los desayunos
caraqueños dividiendo la historia de esta manera: de 1900 a 1950, de 1950 al
2000 y del 2000 a la actualidad.
De 1900 a 1950.
En
las primeras décadas de 1900, nos encontramos con la Caracas que recibe a la Revolución restauradora de
Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez.
Algunos
cronistas cuentan que los caraqueños con menos
recursos comían: Funche frito, hallaquita con queso rallado, arepa con
mantequilla (en ocasiones especiales), plátano con queso rallado o un bollo de pan, acompañado
siempre de guarapo. Otros alimentos podrían ser empanadas rellenas, avena con
papelón y canela sin leche, “atol” de maicena (almidón de maíz) y harina de
maíz tostado con agua
Aquellos
con mayores recursos desayunaban: hallaquitas con queso, empanadas (blancas de
queso y oscuras de papelón), arepitas con papelón y anís, pan de trigo, queso
frito, guarapo y chocolate
En general estamos hablando de alimentos
frescos: la leche se conseguía recién ordeñada, el maíz se procesaba en el
momento de hacer la arepa.
En
esta época existían los vendedores ambulantes
de chicha, arepa, maní, que abastecían las casas de caracas con sus
productos. Algunos tenían su
esquina y su clientela, sobretodo los
llamados “arepiteros”, padres de los actuales areperos.
Se
contaba también al panadero, responsable de abastecer las casas de familia,
bodegas, pulperías, pensiones y hoteles. El reparto lo realizaban a primeras
horas de la mañana y en la tarde grandes panaderías caraqueñas (e.g., “Las
Gradillas” o la de “Sarría”), mediante repartidores que en asno, mula o como
peatones llegaban a las casas con su clásico pregón: ¡Panadero, pan!, mientras
golpeaban la tapa metálica de la cesta con la mercadería. Inmediatamente salía
la criada con una cesta pequeña o paño blanco, recibiendo la “cuenta” o “media
cuenta”. Al mismo tiempo pasaba recogiendo el “pan frío”, que luego cortaban en
rodajas, tostaban y vendían a menor precio (Schael, s.f.).
Para 1930 se empezaría a sentir la influencia americana
traída de los petroleros y con
los alimentos prefabricados: Corn Flakes, All Bran, Puffed Rice, grape nuts,
cream of wheat, quesos Kraft, leche Klim, evaporated milk, Leapton tea, Quaker
oats, carnes enlatadas y congeladas, Coca-Cola, tocineta americana en
lonjas. Estos empezaron a venderse en
las pulperías, hasta que, llegando a la mitad del siglo XX, poco a poco serían
desplazadas por los supermercados.
Del 1950 al 2000.
Estamos
en la Caracas de Pérez Jiménez y a pesar
de que ya conocían de la llegada de las neveras, éstas no eran accesibles para
la mayoría de la población caraqueña, por lo que para 1950 se seguían
realizando compras constantes en los mercados de la ciudad y se siguen
consumiendo alimentos frescos, por ejemplo, la leche recién ordeñada se
conseguía por litro en el bloque 6 del
silencio, es importante resaltar que es para ésta década cuando se construyen y
modernizan los mercados más importantes de la ciudad: Quinta Crespo,
Guaicaipuro, Chacao, y el Mercado mayor de Coche que distribuía al resto.
Se
consumían platos como: hallaquita hervida,
arepa frita o asada, leche salada,
mantequilla y queso blanco rallado. La
leche salada, mantequilla y queso era para mojar la arepa o la hallaquita,
Avena sin licuar para las familias con escasos recursos y licuada y con cacao
para los mas adinerados. Caraota negra refrita, mantequilla, que se compraba
detallada, jamón, huevos revueltos ,
indios con salsa de tomate, fororo,
Higado en baño de maria cuyo zumo lo bebian solo los hombres de la casa para
darles fuerza, Torta de platano con
queso, Dulces caseros: lechoza, gelatina
tipo chantilly (gelatina con clara de huevo, ) Albondigas, Arepa con huevo (perico con tomate y
cebolla). Vegetales a la primavera con
huevo en el horno.
Las
arepas se hacían procesando el maíz en el momento, lo cocinaban y luego lo pasaban por una
maquinita que lo molia y salia la masa.
En
los años 50´ se fundaron en Caracas las primeras areperas, en las que se
expendían “tostadas”, es decir, arepas rellenas de diferentes ingredientes, se
empiezan a ver las arepas con sus nombres particulares, por ejemplo, “la reina
pepeada” que es de 1955 en homenaje a nuestra reina pepeada ganadora del Miss
Mundo Susana Duijm.
Ya
para 1961 conoceremos la harina pan y el diablito. Con la migración europea
extranjera florecen las panaderías y nuestro gusto por la harina de trigo, así
es que comenzamos a desayunar cachitos.
Del 2000 al día de hoy.
El desayuno hoy en día está marcado por dos
cosas: la rapidez, porque no se dispone de mucho tiempo para prepararlos y la
disponibilidad de los recursos. En general seguimos comiendo arepa, con harina
de maíz precocida, pan, perico, cachapa, panqueca, empanada, bollos de maíz,
etc.
Pero también, los caraqueños hemos entrado en
la tendencia de comer sano y comer fitness. Hay que hacer una diferenciación,
lo fitness se refiere a una persona con un estilo de vida específico, que hace
del ejercicio su centro y lo acompaña con una dieta específica, sus desayunos
están constituidos principalmente por huevo (sólo la clara) y avena, las cuales
preparan de diversas maneras.
¿Cómo desayuna el
caraqueño?
A
medida que pasan los años, el desayuno se ha ido adecuando a la evolución de la
ciudad. Es así como encontramos diferencias no solamente en las recetas que
preparan para esta comida, sino en la manera
y el momento en que se servía.
Para
los años de 1910 a 1950 tenemos los testimonios de los caraqueños que crecieron
en la ciudad y los inmigrantes venezolanos y extranjeros que llegaban a ella.
Así
tenemos por ejemplo a Scannone, que nació y creció en la ciudad y nos cuenta
que en su juventud (nació en 1922 o sea que estamos hablando del 30 al 40):
El
día comenzaba con un guarapo de papelón que ponían a hervir a las 530 para
luego a las 6.30 colar el café.
El
desayuno se tomaba en casa, todos juntos en familia. Había un orden en el
horario y en la asistencia de la comida que se respetaba. Era un orden muy
estricto, casi religioso.
La
comida se compraba fresca todos los días, la familia no comía nada que sobrara
del día anterior.
La
comida restante se destinaba para las lavanderas, ya que ellas no dormían en
las casas, sino que llegaban a las 7 am,
buscaban los sobrantes y todo lo
ponían en un plato. Era un desayuno copioso.
El
inmigrante que vivía en pensiones, por lo general disponía de una cocina
común, donde desayunaba caratos y
guarapos, para luego salir al mercado y
comprar su desayuno a algún vendedor ambulante.
Ya,
para mediados de los años 50, hay transformaciones importantes: la mujer entra
al campo laboral, el cuidado de la mesa pasa a ser compartido con ambos padres
y los abuelos.
La
cocina deja de ser de kerosene y pasa a ser a gas, lo cual representa no solo
un cambio en el sabor de las comidas, sino que se facilitan las preparaciones.
La
dinámica de las familias empieza a ser mucho más rápida para los 80, ya la
posibilidad de ir al trabajo o a la escuela y regresar al mediodía para
almorzar en familia era casi imposible de realizar, pero aún padres e hijos
tenían la posibilidad de tomar el
desayuno juntos en familia.
Con
el crecimiento de las ciudades satélites, la necesidad de trasladarse hacia
Caracas para estudiar y /o trabajar, el desayuno fue quedando para el trayecto
o el sitio de destino. Tomar el desayuno en familia se ha convertido en
actividad de fin de semana.
Las
opciones hoy en día para el desayuno
son: las panaderías, las cantinas del colegio o la universidad, o las loncheras
con las comidas preparadas de las casas.
En
fin, los caraqueños somos una mezcla del mundo en cada plato, una fusión de
saberes ancestrales con sabores
dulces y salados en un mismo plato,
agregándole una pizca de sazón única que
nos permite diferenciarnos del resto de los venezolanos.
Fotos cortesía de: Jhon Monges (Síguelo en Instagram, a través de: @DrJohn_Ccs)
Fotos cortesía de: Jhon Monges (Síguelo en Instagram, a través de: @DrJohn_Ccs)
.que buen trabajo .lo disfruté mucho, sigan pues...
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