“... la alimentación conduce a la biología, pero con toda evidencia, no se reduce a ella; lo simbólico y lo onírico, los signos, los mitos, los fantasmas alimentan también y concurren a reglar nuestra alimentación…” (Fischler: 1995)
La alimentación comienza a ser tema de
investigación para los antropólogos luego de comenzar a estudiar lo que son los
mitos de algunas culturas, pues se notó que no habían sociedades ni culturas,
que no tuviesen prohibiciones colectivas con respecto a los alimentos que
fuesen más o menos penadas; además de que los hábitos alimenticios son una de
las características de la especie humana que más varía entre las culturas.
La antropología de la alimentación es una
disciplina que abarca de forma holística el hecho alimentario, puesto que la
alimentación de cada grupo está condicionada por diversos factores, como:
ecológicos, económicos, sociales, culturales, nutricionales y políticos.
Sin embargo, es incuestionable que la variable
determinante de lo que es percibido como un alimento o no, lo aceptado y lo
rechazado, lo deseado y lo repudiado para las diferentes sociedades, son sus
creencias y mitos: el elemento simbólico en sus representaciones. De éstas
devendrá la formación, vigencia y cambios de los regímenes alimentarios a
seguir por cada cultura.
Además, la alimentación es un acto contenedor de
significados, por lo que se convierte en un medio para comunicarse con las
demás personas, ya sean de nuestro mismo grupo social o con personas externas a
éste.
Y es dentro de esta comunicación, donde los
regímenes alimentarios pueden verse modificados por diferentes causas, tanto
por la globalización, en las sociedades actuales; como lo fue, por ejemplo, en
las colonizaciones por parte de los países centrales en los siglos XVIII / XIX
/ XX; Tanto al introducir directamente mercancías externas a los territorios
colonizados, degradando en casos los alimentos autóctonos; como al introducir
también, mediante la convivencia y a veces hasta la obligación, sus propios
hábitos y creencias alimenticias. La transculturización entonces, es un elemento muy importante en esa relación que hizo Lévi-Strauss
en 1962, afirmó Marvin Harris en 1985 y que hacemos tod@s nosotr@s a diario:
“Bueno para pensar-Bueno para comer”.
Shahrazad Canquiz
Bibliografías
consultadas:
Bain Alexander (1868). La Creencia, Fuente:
Mental and Moral Science.Part First, pp. 371-385. Fecha del documento: 19 de octubre
2009. Última actualización: 22
de enero 2010. Documento digital en: www.unav.es/gep/AlexanderBainLaCreencia.pdf
Contreras Jesús (2007). Alimentación y religión. Publicado en la
revista electrónica: Humanitas, humanidades médicas. N°16. Junio. En: www.fundacionmhm.org/tema0716/papel.pdf
Fischler, Claude. (1995). El (H) Omnivoro. El gusto, la cocina y el cuerpo. Barcelona. Edit. Anagrama.
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