Para
celebrar el día internacional de café, las Gastronomochicas preparamos un breve
post en el que les ayudamos a encontrar “la cura a todos sus males”. Para
empezar por el principio le contamos lo siguiente:
El primer registro histórico del café se sitúa en la región etíope de Kaffa, en torno al siglo X d.c. Los primeros documentos atribuían a la planta del cafeto propiedades curativas. Al Razí, un médico árabe de la época fue el primero en describir la planta del cafeto, el grano y sus propiedades estimulantes “muy apropiadas para combatir la melancolía”.
Apenas dos siglos más tarde, sobre el año 1000, otra eminencia de la medicina árabe, conocido como Avicena, escribe “El cánon de la medicina”, uno de los libros más utilizados de la medicina durante siglos, y traducido al latín en el año 1200. En él se describe así el café: “su infusión fortifica los miembros, limpia el cutis, seca los humores malignos y da un olor excelente a todo el cuerpo.” (Federación Española de Café, s/f)
Por
lo visto hemos venido haciéndole caso al doctor pues ¿sabían que el café es la
segunda bebida más consumida en el mundo? Tan solo tomamos más agua que café.
¿Qué les parece si hacemos “algo” con esa información?
Traigamos
de la invisibilidad por cotidiano a la realidad de lo diario, hagámonos
conscientes de ese guayoyito de las mañanas. Les invitamos a tomar unos
momentos y oler su cafecito, sientan su calor, su acidez al primer contacto, su
dulzura en el retrogusto. Imaginen cuántas personas más se están tomando un
café. ¿Que tal está?, esperemos que esté delicioso, que les haga sonreír y
empezar el día con mucha energía. Ahora si la respuesta no es buena te contamos lo que podemos hacer al respecto.
Hoy
en Venezuela pasamos por una crisis en cuanto a alimentos se refiere, y dentro
de estos encontramos sufriendo al café. Si bien existe producción de café en
Venezuela, esta no llega a abastecernos por completo, lo que implica que
tengamos que importar el preciado rubro porque, nadie quiere quedarse sin el
delicioso cafecito. Pero, ¿acaso han notado que ya el café no huele, no sabe
tanto como cuando éramos pequeños? Pues es asi, no son “cosas tuyas”.
Te
contamos que el café venezolano se ha caracterizado por tener muy buenas
características organolépticas, lo que lo hace tener un sabor y un olor
envidiable. Por eso, nuestro paladar está acostumbrado a un muy buen café y
cuando salimos del país y tomamos café en cualquier otro lado, éste puede
llegar a parecernos deficiente; sino, que lo digan los que se encuentran en el
exterior ¿no extrañan su guayoyito dulce?
La
cuestión está en que con los años hemos descuidado los cultivos y la escasez
nos hace agarrar “lo que venga” en vez de exigir calidad. Pasa desde que el
cosechador toma frutos de café verdes y maduros sin distinción, los venden a
las torrefactoras y estas no diferencian entre las clases de grano y nosotros
en el supermercado agarramos el que haya sin importar si sabe bien o no, porque
sentimos que simplemente es algo que necesitamos.
En
el último punto, es donde está la fuerza para el cambio. Si el consumidor final
decide no llevar ese café porque sabe a quemado de un tiempo para acá, porque
ya la casa no se impregna del aroma al colarlo, si ya no nos causa tanto placer
beberlo como antes, entonces ¡No lo compres! Te queremos decir que si, hay
mejores opciones.
Los
invitamos a investigar un poco sobre el café de Portuguesa por ejemplo, sobre
el café de Lara, el de los andes venezolanos; si insistimos en querer café
venezolano tenemos que apostarle a estos lugares, al buen trabajo que vienen
haciendo, a motivarlos a que sigan mejorando la calidad; y a las torrefactoras,
enseñémosle que no pueden meternos gato por liebre, que no nos vamos a tomar
cualquier cosa, ellas tendrán que buscar mejorar su materia prima, ya sea con
granos importados o nacionales, pero mejorarla, y así verán que no muy lejos de
usted está “la cura de todos sus males” y es que el amargo del café es lo que
da sabor a la vida, que no hay mal que por bien no venga, y de esta situación
vamos a aprender.
Aprendamos
que tenemos derecho a las cosas buenas, que no porque sea barato tiene que ser
malo, porque además el estado no está comprando nada barata esa materia prima a
otros países. Confiemos mientras tanto en los cafés artesanales.
¿Sabían
que hay lugares en donde venden café artesanal cerca de usted? Este es un café
que se procesa con mucha más atención y algunos pueden ser de muy alta calidad.
En algunas cafeterías ya están vendiendo café molido al instante, en Arábica y
Hanssi ya llevan buen tiempo haciéndolo. Pietro Carbone también vende café
venezolano de alta calidad y el Café Azul de Rubén Gozaine tiene una acidez
espectacular. Anímense a googlear, son pocos para la cantidad tan grande de emprendedores que
aprovechan la información esa de que el café es la bebida más consumida en el
mundo después del agua. Ayudemos a construir un excelente mercado del café en
Venezuela, seamos parte de un nuevo emprendimiento que empieza hoy (todos los
días) para hacer de éste un país de oportunidades.
Shahrazad
Canquiz